viernes, 16 de septiembre de 2016

¿Cómo reformar una casa antigua?


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Reformar una casa antigua no es tan diferente de reformar un piso: las diferencias más destacables son que deberás tener especial cuidado con los precios de rehabilitar la fachada, reformar el tejado y los forjados de la casa.

Diferencias entre reformar un piso y una casa
Cuando vas a reformar un piso, sólo tienes que preocuparte de su interior, puesto que de los elementos estructurales, como son el tejado, la fachada y los forjados, tendrá que hacerse cargo la comunidad de vecinos. Sin embargo, cuando rehabilitas una casa debes revisar el estado de todos estos elementos y saber cuánto costará la reforma integral.
Busca a un arquitecto: quizás piensas que contratar a un arquitecto para una reforma es demasiado caro, pero cuando reformas una casa es muy importante asegurarte que la estructura de ésta esté en buenas condiciones. Puedes preguntar al propietario si ha realizado alguna reforma hace menos de 10 años, si ha reforzado la estructura o si tiene algún informe técnico. Si no, lo mejor es contactar con algún arquitecto. Si todavía no has comprado la casa, puede resultar difícil determinar con exactitud el estado de la estructura, no tanto por encontrar arquitecto, sino porque esta puede quedar oculta bajo un falso techo. Tampoco puedes fiarte, si no eres experto, de la cantidad de grietas o fisuras que pueda haber. Las casas antiguas tendrán fisuras y no por ello tiene que significar que la casa esté a punto de caerse.
Ten un colchón dentro del presupuesto: Lo mejor es disponer de un presupuesto de “emergencia” en caso de que, durante el transcurso de las obras, surja algún imprevisto. Si tienes un presupuesto tope de 50.000€, es mejor que dejes apartados unos 10.000€-15.000€ “por si acaso”. Es decir, deberías contratar la reforma por unos 35.000€-40.000€. Si tienes el presupuesto justo, plantea la reforma por fases: hay partidas del presupuesto de la reforma de una casa que pueden esperar y que se pueden realizar de forma sencilla una vez estás viviendo en ella. Ventanas, fachada y, en menor medida, suelo, baños (si hay dos puedes dejar, temporalmente, uno por hacer). Lo importante es dejar hecho lo imprescindible: reforzar la estructura, el tejado, cambiar de distribución e instalaciones, por ejemplo.
 Contrata a un arquitecto: trabaja el proyecto con él para determinar si vais a cambiar la distribución, o si vas a aprovechar los bajos cubiertos (una fantástica forma de ganar metros cuadrados a la casa) y, sobre todo, revisad la estructura para hacer un primer cálculo del presupuesto de la reforma y determinar si la tendréis que hacer por fases o no.
Pide licencias de obras: aunque es un trámite que puede realizar el arquitecto, si estás en proceso de compra es imprescindible que pases por el ayuntamiento para saber si la casa está afectada por algún cambio de ordenación urbanística. De ser así, no se te concedería la licencia de obras mayores (imprescindible si vas a rehabilitar la casa, tocar estructura, ampliarla, etc.), por lo que sólo podríais acondicionar el interior de la vivienda.
Pedir presupuestos a constructores: compara presupuestos. Es muy útil que el arquitecto te haga las mediciones de la obra, para que puedas dar el mismo documento a todos los constructores o reformistas y que todos trabajen sobre el mismo documento y con las mismas calidades, por supuesto.

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